CONFORMACION
CULTURAL DE LOS SEÑORIOS EN LA REGION COLLA DURANTE EL PERIODO INTERMEDIO
Resumen:
Indudablemente el
altiplano peruano – boliviano ha sido uno de los escenarios más representativos
para el desarrollo cultural del área andina. En los años 1000 y 1440 d.C se
desarrollaron una serie de señoríos o curacazgos, los cuales transformaron,
modificaron, y adecuaron su paisaje cultural con la finalidad de desarrollarse
al máximo. Dentro de los más representativos señoríos, y con los que más
información arqueología y etnohistoria se cuenta, son los Collas y los Lupacas.
Palabras claves:
Altiplano,
Intermedio Tardío, Collas, Lupacas
Entre
la decadencia de las culturas Wari y Tiwanaku en el horizonte medio y la
formación y consolidación de uno de los más grandes imperios en el Perú
precolombino como son los Incas, se originó el llamado “periodo intermediario de fraccionamiento o periodo de reinos y
confederaciones locales”; el cual significo la emergencia de una serie de
reinos independientes y rivales, todos ellos ligados culturalmente por muchos
aspectos comunes, como es el caso de la lengua.
A
lo largo de toda América del sur, se desarrollaron una serie curacazgos, reinos
y señoríos, los cuales, posteriormente formarían parte de la conformación del
Tahuantinsuyo durante el imperio Inca.
En
el caso de la región del Altiplano o la
Meseta del Collao, también llamada Meseta del Titicaca, la cual es una extensa
planicie de América del Sur ubicada a una altitud media de 3.600 msnm que
abarca la parte occidental de Bolivia, el norte de Chile, el sur del Perú y el
norte de Argentina, sabemos que cuenta con una gran importancia histórica por
haber sido el lugar en que surgieron diversas civilizaciones, como Pucará y
Tiahuanaco, las cuales sirvieron como base cultural para la conformación de
dichos curacazgos dentro de los cuales los que más sobresalieron y más
información se cuenta son los de los señoríos Collas y Lupacas.
ANTECEDENTES
De manera
general, no se puede aseverar en su totalidad, los acontecimientos acaecidos en
ese escenario, durante la cultura Tiwanaku, que permitieran dar un origen reinos
lacustres altiplánicos, debido que aún no hay mucha investigación arqueológica,
y la mayor información con la que se cuenta para tratar de interpretar el
desarrollo cultural son los datos etnohistóricos, las crónicas.
Los
estudios arqueológicos sobre el área que cubrieron los reinos altiplánicos son
muy poco. Uno de los primeros esfuerzos realizados puede ser el de Erland
Nordenskiold, quien entre 1904 y 1905 hizo excavaciones en la frontera
peruano-boliviana(Nordenskiold, 1953), Max Uhle (1909) realizo trabajos en
Tacna y Arica y obre estos se especuló durante mucho tiempo el desarrollo de la
zona, hasta que con las excavaciones de Junius Bird (1943 y 46) en la costa de
Arica, las cuales refinaron las conclusiones de Uhle; en la década de los 30,
Wendell C. Bennett (1934,1936) hizo excavaciones en varios sitios de Bolivia y
sugirió la existencia de un periodo intermedio entre Tiwanaku e Inca al que
llamo Chullpa, aunque posteriormente prefirió identificarlo como Kollau, al
menos para la región Puno.( Bennett,1948:91). Stig Rydén hizo también
excavaciones en varias partes de Bolivia (Rydén, 1947), ocupándose de este
periodo. Varios aficionados locales, como J. M. Franco Inojosa, Emilio Vásquez,
L. Llanos y A. Gonzales, visitaron y describieron poblaciones y cementerios en
Puno y alrededores. Marion H. Tschopik realizo trabajos extensivos en el lado
occidente del lago (1946). Max Neira (1987) realizo una exploración en la parte
norte del lago. Uno de los trabajos más importantes sobre el periodo, junto con el de M Tschopik,
ha sido realizado por Carlos Ponce S. (1957) en la zona de Muñecas, al noreste
del altiplano.
A partir de la década de los 60 , con las investigaciones
de Schaedel (1957) y Carlos Munizaga (1957), las de Percy Dauelsberg y sus
asociados, y las de Lautaro Muñez , la zona tiene un rango de conocimiento que
se aproxima al de varios detalles de la costa peruana cuyo estudio se realizó
años atrás.
CRONOLOGIA Y EXTENSION
TERRITORIAL
Los
llamados reinos aymaras o curacazgos altiplánicos se encuentran cronológicamente
ubicadas en la segunda independencia regional de señoríos o regiones comúnmente
conocidos como desarrollo regionales tardíos, los cuales abarcaron,
aproximadamente entre los años 1000 y 1440 d.C
Se
desarrollaron en las inmediaciones del lago Titicaca, en los que se conoce como
el altiplano Perú – Boliviano. Su influencia llego hasta el mar pacifico a los
actuales departamentos de Arequipa, Moquegua, Tacna y los valles del norte de
Chile hasta Antofagasta. Por el norte y oriente hasta las selvas bolivarianas,
y por el sur llegaron hasta el noreste argentino, donde comprendió los reinos:
Colla, Lupaca y Pacajes: los que emergieron después de la década y crisis de
los Tiwanaku.
El
lago Titicaca y la meseta altiplánica son dos elementos claves en la geografía
de la región donde se desarrollaron los reinos aymaras. El Titicaca era fuente
de recursos hidrobiológicos, así como un espacio de intercambios económicos y
culturales. Por su parte el altiplánico estimulo el desarrollo de una economía
basada en el pastoreo de llamas y alpacas
y en los cultivos de altura.
La
zona en donde se desarrollaron los reinos aymaras, es decir, la meseta
altiplánica o meseta del Collao estuvo dividida en dos grandes regiones:
Urcusuyo en la zona oeste del lago Titicaca (tierras altas) y Umasuyo en la
zona este del mismo (tierras bajas).
De
esta manera el lago era una zona de intermediación. Alrededor se ordenaban los
16 reinos aymaras. Cada uno de ellos pertenecía a la región Umasuyo o Urcusuyo.
Tal es el caso de los Collas. Hay Collas de Umasuyo y Collas de Urcusuyo. De
Canchas hasta Pacajes se observa esta tendencia con la sola excepción de los
Lupaca. De Pacajes hacia el sur ya no encontramos reinos opuestos (uno frente
al otro) con el mismo nombre.
Los
Aymaras practicaron el control vertical de pisos ecológicos. Para obtener
recursos de diferentes alturas fundaron colonias en diferentes pisos
climáticos. Estas colonias también tendrían que ser consideradas dentro de
territorio dominado por los aymaras. Las colonias de lado occidental recibían
el nombre de Alla-yungas y las de lado oriental eran conocidas como las Mancas
Yungas.
De
estos reinos, los más importantes fueron los Collas (capital Hatuncolla) y los
Lupacas (capital Chucuito), En ese entonces Ccota pertenecía a Chucuito. Estos dos reinos estuvieron en constante
rivalidad. Según cálculos de John V. Murra la población Lupaca al momento de la
conquista era de 100,000 habitantes. Además tenían numerosas colonias. Algunas
de éstas estaban ubicadas a 40 ó 50 días de distancia de la capital.
MANIFESTACIONES
CULTURALES
CERAMICA:
Sabemos
que, luego de la declinación Tiwanaku se produjo una suerte de disolución del
gran centro ceremonial que desemboco en la formación de una cultura, al parecer
uniforme morfológicamente, identificada por un tipo de cerámica tricolor y otra
bicolor, que M. Tschopik (1964) llamó Allita Amaya, cerámica restringida al área
Lupaca y Kollau, tiene su área principalmente en el territorio Colla.
Allita Amaya es un grupo cerámico que ha sido
recuperado solamente de tumbas; está fuertemente emparentada con complejos
tales como los llamados Churajón, Kollau y Chiribaya. La cerámica Kollau ha
sido registrada en lugares específicos de algunos valles, como el alto Caplina (Flores
1969) en Tacna, Azapa en Arica, etc.
Tschopik
(1964) describe también una cerámica a la que llama Sillustani, que podría
iniciarse en tiempos pre-incaicos, aparece principalmente en el área
correspondiente en el reino Colla con algunas incursiones en el reino Lupaca. Con
excepción del tipo Sillustani bruno sobre crema, que parece extenderse
especialmente en sitios del área Umasuyo ( Tschopik 1946: 51) y al que
Lumbreras y Amat (1966) llaman Estilo Kekerana, en función del sitio tipo de
ese nombre.
ALLITA AMAYA: De este estilo, no hay mucha
información, los datos obtenidos son
limitados a solo tres entierros que fueron estudiados por Marion H. Tschopik
(1946: 19-20). El sitio tipo queda a unos 3 kms de Chucuito, capital del reino
Lupaca, lugar donde se encontraron unas tumbas colectivas, con restos de 19 o
20 individuos, asociados a unas 17 piezas de cerámica en una y una docena en la
otra. Una tercera tumba, también colectiva, fue encontrada en el sitio de Kacha-kacha, también él en área Lupaca, con
16 esqueletos y unos 15 objetos.
La
cerámica sin ser tosca, no alcanza ni lejanamente los niveles tecnológicos y artísticos de la precedente Tiwanakotas; es
decorada con negro y blanco mate fugitivo sobre una superficie roja de varios
tonos; los diseños son geométricos, con preferencia en los triángulos
dispuestos en hileras y que tienen el interior reticulado; las formas más
frecuentes son cantaros de cuerpo globular y base plana, que tienen un gollete
ancho y más bien bajo, a veces con decoración en el borde hacia el interior,
hay también cuencos de base plana y lados rectos divergentes y vasos de forma
similar. Se emplean mucho las asas verticales que saliendo del borde se unen al
cuerpo, pero, siendo siempre verticales pueden aparecer en el cuerpo, solamente
en el gollete. Hay una fuerte proporción de cerámica llana, sin decoración.
KOLLAO: En
cambio, de este hay mayor información, se le encontró en varios sitios:
Sillustani, Kojra, Cheqnarapi, Paro-Paro, Mercay marca, Qutimbo y otros. De
hecho es una cerámica que, iniciándose mucho antes, coexistió con la cerámica inka,
de modo que no todos los sitios donde aparece tuvieron que ser necesariamente
pre – inkaicos. Esta cerámica es más tosca que la anterior, con una pasta con temperante
de grandes granos blancos, calcáreos, alisada en forma imperfecta, ligeramente áspera.
La decoración está hecha a veces con engobe rojo o pintada con líneas negras
sobre la superficie, en el tipo llano aparecen unas aplicaciones plásticas en
forma de filetes de arcilla con líneas de puntuaciones alrededor de los cuellos
de las vasijas grandes; en otras, se trata simplemente de incisiones en el
interior. En el tipo negro sobre rojo los diseños son hechos descuidadamente en
torno a los golletes de los cantaros, de los cuerpos, en el exterior de los cuencos y en el
interior de los platos. Hay también algunos figurines toscos.
Un
detalle importante es que, al parecer ni Kollau ni Allita Amaya están asociados
directamente con las torres funerarias, llamadas chullpas que parecen ser una
producción incaica. Los entierros Allita Amaya fueron hechos en cistas
subterráneas
Uno
de los pocos lotes de tumbas de estilo kollau que aparece en el sitio
Aymarapuni no estaba asociado con chullpas; en cambio, cuando aparecen ofrendas
en las chullpas, como sucede en Arku Punku, aparecen de los estilos Cuzco
policromo y Chucuito (incas) y el Sillustani policromo ( Tschopik, 1946)
En
cuanto a la cerámica Sillustani parece que los varios tipos podrán diferenciarse
cronológicamente ; tal es el caso del tipo Sillustani policromo sobre blanco
que parece ser incaico, es una cerámica fina, con diseños cuidadosamente
trazados en bruno y rojo sobre blanco engobado. EL tipo Sillustani bruno sobre
crema o Kekerana, en cambio, si bien también es relativamente fino, en algo se
parece a Kollau, pero la pasta es de color crema y sobre ella se pinta con un
tono bruno oscuro. Los tipos Sillustani negro sobre rojo y negro y blanco sobre
rojo parecen ser de poca incaica, época a la que Tschopik llama Chucuito.
ARQUITECTURA FUNERARIA:
Unas
de las manifestaciones más típicas del altiplano son las tumbas conocidas como
chullpas. Se han dicho que las chullpas corresponden a la época incaica. En
realidad fue una costumbre local que comenzó después del florecimiento de
Tiahuanaco. La costumbre se mantuvo durante el Imperio Incaico e incluso
después de la Conquista pues se han encontrado huesos de caballos en algunas
tumbas.
La
chullpa llamada así en idioma aymara o Colla y pukuyo en Runasimi, tiene una
amplia dispersión en el Perú antiguo. Muestra modalidades regionales, tanto
como diferencias debidas al factor tiempo, básicamente la chullpa es una torre
funeraria de piedra que por lo general no alcanza más de tres metros de alto: en su mayoría son de una sola planta
y su techo de lajas o piedras canteadas, da la sensación de conformar una
bóveda falsa y hasta en algunos caso una autentica, el ingreso a dicho recinto
se realiza por una pequeña entrada.
Debido
a su profusión en la cuenca del Titicaca, y al hecho que dentro de esta área se
levantan las más altas y finamente construidas, la chullpa podría ser tenida
como un elemento cultural perteneciente originalmente a la cultura colla o
aymara.
Las
chullpas más conocidas son las de Sillustani; estas son los restos de un
santuario levantado por los Collas para guardar la memoria de sus antepasados.
Están ubicadas en la planicie que rodea la laguna Umayo, a unos 35km. de Puno y
20km. del lago Titicaca. Las pruebas con el carbono 14 indican que datan del
siglo XIV al XVI d.C.
Las
Chullpas son torres altas, algunas con más de 12m de altura, con criptas
abovedadas en su interior donde se guardaban las momias de los jerarcas collas
y sus acompañantes, junto a ofrendas funerarias. Tienen planta cuadrada como
circular, con una pequeña puerta de acceso para el servicio de los muertos, y
están cubiertos de una fina mampostería de piedras labradas, de estilo
tradicional incaico, aunque algunas mantienen una arquitectura de aspecto más
local, semejante a las chullpas que se encuentran en Cutimbo, Mallku Amaya y
otros lugares del altiplano colla. Las chullpas más altas se asentaban en
plataformas y tenían alrededor tumbas enterradas de quienes seguramente eran
sus servidores.
Estos
numerosos monumentos funerarios estaban acompañados por otros recintos en forma
de círculos, así como de terrazas y cercos destinados a ritos que se han
perdido en la memoria.
ORGANIZACION
SOCIOPOLITICA
El
gobierno de los reinos aymaras era dual. Así, por ejemplo, los reyes Lupaca
eran dos. Uno que recibía el nombre de Cari
y el otro el de Cusi. Como en otras
sociedades, debajo de los reyes se encontraba la nobleza; esta tuvo por encargo
el mando de cada una de las provincias. A su servicio estaban dos sectores
sociales:
·
Los
mitani, que debían trabajar cierto número de días del año. La
figura de los mitani es muy parecida a la de los mitayos incas.
·
Los
yana,
eran servidores de la nobleza de por vida.
Estas
poblaciones tuvieron una fuerte organización militar. Prueba de ello son las
fortificaciones de los pueblos y el hecho de que escogieran lugares elevados
para construir sus ciudades.
El
grupo étnico aymara fue el más numeroso y el que ejerció el dominio político así
como demográfico en la región altiplánica. Hay quienes sostienen que los
Puquinas fueron los verdaderos forjadores de la cultura Tiwanaku mientras que
los aymara sus destructores.
Los
Collas y Lupacas se encontraban sumergidos, continuamente, en guerras. Eran
batallas entre las castas gobernantes de los reinos mayores y menores que se
disputaban el control geopolítico de la meseta del Collao. Lucha entre los
reyes Zapana (Colla) y Cari (Lupaca). Se considera que Hatuncolla fue la
capital de los Colla, Chucuito de los Lupaca y Caquiaviri de los Pacajes: pero ciertos
investigadores dicen que estas ciudades fueron incas.
Finalmente,
los diversos reinos y señoríos aymaras, se convirtieron en colonias de los incas:
aunque supieron conservar mucho de su propia cultura.
ORGANIZACION
ECONOMICA
La
economía de los Aymara se basó en la ganadería y en los cultivos de altura. En
la ganadería criaron llamas y alpacas. Estos camélidos proporcionaban carne,
lana y abono, además de ser un excelente transporte. Cultivaron papa, quinua,
coca, oca, olluco y cañigua por medio de técnicas muy ingeniosas. Estas
técnicas fueron las cochas y camellones o waru waru.
Las
cochas son depresiones que acumulan agua y lluvia, el agua corre por los surcos
regando la zona central, pero evitando el empozamiento y permitiendo la
circulación a la siguiente cocha.
La
cocha se puede cerrar y convertirse en un estanque, lo que provocan efecto
térmico sobre las plantas que permite a éstas sobrevivir al frío de las noches.
Los
camellones son surcos de mayor altura y tamaño que las cochas, se construyeron
cerca del lago para recuperar las zonas pantanosas y poder cultivarlas.
REINOS COLLA Y LUPACA
A)
LOS
COLLA:
ORIGENES
Según
Garcilaso de la Vega, en los comentarios reales, afirma que: “Los collas son muchas y diversas naciones, y
así se jactan descender de diversas cosas, Unos dicen que sus primeros padres
salieron de la gran laguna Titicaca: tenían por madre, y antes de los Incas la
adoraban entre sus muchos dioses, y en las riberas della la ofrecían sus
sacrificios. Otros se precian venir de
una gran fuente, de la cual afirman que salió el primer antecesor dellos. Otros
tienen po blason haber salido el promero dellos de un rio tenianle una gran
veneración y reverencia como a padre; tenían por sacrilegio matar el pescado,
de aquel rio, porque dezian que eran sus hermanos. De esta manera tenían otras
muchas fabulas acerca de su origen y principio, y por el semejante tenían
muchos y diferentes dioses como se les antojaba, unos por un respecto y otro
por otro. Solamente en un Dios se conformaron los Collas, que igualmente le
adoraron todos y lo tuvieron por su principal dios, y era un carnero blanco,
porque fueron señores de infinito ganado. Dezian que el primer carnero que
tuvieron en el mundo alto (cielo) havia enido más cuidado dellos que no de los
demás indios, y que los amava mas, pues havia producido y dexado mas generacio
en la tierra de los collas que en otra alguna de todo el mundo. Decían esto
aquellos indios porque en todo el collao se creía más y mejor ganado de aquel
se ganado natural que en todo en Perú por el cual benedicio adoraban los collas
al carnero y le ofrecían corderos y sebo en sacrificio y entre su fanado tenían
en mucha más estima a los carneros que eran del todo blancos, porque decían que
los que asemejaban más a su primer padre tenían más deidad. Demás desta
burlería consentían en muchas privincias del Collao una gran infamia y en que
las mujeres antes de casarse podían ser cuan malas quisiesen de sus personas, y
las más disolutas se casaban más aina, como que fuese su mayor calidad haber
sido malísima.”
INVESTIGACIONES
La
investigación de la cuenca del Titicaca en el periodo Intermedio Tardío ha sido
influida fuertemente por el testimonio de las crónicas, que son una rica fuente
de información sobre el área. Sostienen, casi sin excepción, que en la época
preincaica, la cuenca de Titicaca se distinguía por el desarrollo de varios
“reinos” o “señoríos” – siendo los más notables los Lupacas, en la ribera
suroccidental del lago, y los Collas, al noroeste y al norte del lago. Estas
dos naciones están descritas como algunas de las más poderosas y políticamente
centralizadas del área andina, casi tan fuertes como los incas en sus inicios
(Betanzos 1996:93 [1551-7: pt. 1, cap. 20]; Cieza 1984:274, 279 [1550: pt. 1,
cap. 100, 102]; Cieza 1985: 15, 22, 110, 121 [1550: pt. 2, cap. 6, 8, 37, 41];
Cobo 1979:139-40 [1653: t. 12, cap. 13]; Sarmiento 1988:105-6 [1572: cap. 37]).
Según
las crónicas, los Collas, al igual que los Lupacas, fueron dirigidos por un
solo señor o Cápac – que a veces parece tener una posición hereditaria
(por ejemplo, Cieza 1985:121 [1550:pt. 2, cap. 41]). Los señores principales de
los Lupacas, los Collas, los Canas, y sus vecinos accedieron a sus tierras al
conquistar a señores menores, y se enfrentaron en guerras incesantes por
controlar toda la región. De modo que las crónicas sugieren que las sociedades
preincaicas de la cuenca del Titicaca
fueron “proto-estados” centralizados y unificados, y así las
interpretaron varios arqueólogos e historiadores hasta hace poco. Se nota también
que esta historia de guerra, conquista, desarrollo y consolidación – al igual
que la historia del desarrollo del imperio Inca – corresponde bien a la teoría
general de Robert Carneiro (1970,1981) sobre el surgimiento del estado por
medio de conquista.
Sin
embargo, hay poca evidencia arqueológica que apoye esta representación. Por
ejemplo, relatan las crónicas que el señor de los Collas tuvo su capital en
Hatuncolla, pero las excavaciones de Catherine Julien en los años setentas
(Julien 1983) no encontraron evidencia de que existiese una ocupación
preincaica en Hatuncolla. Parece que existe un problema igual en Chucuito, la
base supuesta de los Lupacas (Hyslop 1976:123).
Posiblemente,
los centros políticos de los Collas o de los Lupacas en la época preincaica
existieron en otra parte, pero todavía no se les puede identificar seguramente.
En
el siglo XVI, el territorio que habitaban los Collas incluyó toda la ribera
noroeste, norte, y noreste del lago. A inicios de la Colonia, y probablemente
en el periodo Inca, este territorio fue dividido en sectores administrativos
más pequeños. (Capoche 1959 [1585]; ver Bouysse-Cassagne 1978, 1986; Julien
1983, 1993; Spurling 1992). Por ejemplo, los documentos distinguen entre Colla
Urcosuyu, al oeste, y Colla Umasuyu, al este (Capoche 1959 [1585]; Santacruz
Pachacuti 1993:234 [1613:26v]; ver Bouysse-Cassagne 1986). También había
divisiones entre los sectores del territorio Colla gobernados desde el Cuzco y
La Paz. El limite Cuzco-La Paz, en el sector Colla Umasuyu, correspondería
cuando menos al periodo Inca, según un documento judicial temprano (Spurling
1992; Julien 1993:184). Se puede preguntar, entonces, si las divisiones
administrativas posiblemente reflejaban también divisiones políticas del
período Intermedio Tardío (Spurling 1992). Esta pregunta acerca del alcance de
la integración política de los Collas durante el período Intermedio Tardío fue
una de las interrogantes principales del Proyecto Pukaras de los Collas (Arkush
2005).
El
Proyecto Pukaras de los Collas incluyo etapas múltiples. La primera fase fue la
identificación de todos o casi todos los pukaras en el norte de la cuenca del
Titicaca, usando fotos aéreas, topónimos, y trabajos arqueológicos anteriores.
Después de restringir un área más limitada, que incluyó partes de Colla
Urcosuyu y Colla Umasuyu, se prospectó una selección de 44 pukaras de todos los
tamaños. Excavamos pozos de prueba en diez sitios seleccionados. Por último, el
análisis de la distribución de tipos cerámicos, los fechados radio carbónicos
de muestras, y un análisis SIG (sistema de información geográfica) de la
distribución de sitios y las líneas visuales entre ellos, arrojó luz sobre el
alcance de las sociedades Collas.
Desde
un principio se pudo notar la cantidad impresionante de pukaras en un área
supuestamente unificada políticamente. No existen en todas partes; son sitios
en las cumbres de los cerros, y en particular, se ubican en los bordes de la
zona montañosa, mayormente cerca a los 4,100 metros de altura, con acceso no
sólo a la puna sino también a las laderas bajas y a los ríos – es decir
próximos a las áreas agrícolas. Tampoco los pukaras se distribuyen
homogéneamente en estas zonas; a veces parecen formar conjuntos. Muchos
utilizan cerros empinados, difíciles de subir y desprotegidos. Incluso, la
mayoría de pukaras prospectados no tienen fuentes actuales de agua dentro de
sus murallas.
Aunque
algunos no tienen ninguna evidencia de uso doméstico, los pukaras mayormente
son sitios habitacionales. Hay estructuras circulares que las excavaciones
establecieron definitivamente como cimientos de casas; en algunos casos, solo
unas docenas de casas, pero en los más grandes alcanzan hasta quinientas o
seiscientas habitaciones. Los artefactos recuperados de la superficie y a
partir de las excavaciones apuntan a la existencia de una economía doméstica:
morteros, azadones, lascas, piruros, etc. Hay otras estructuras más pequeñas
que posiblemente son para almacenamiento (de la Vega 1990). En algunos pukaras
hay callejones, recintos residenciales, y sectores funerarios definidos (Figura
3). Es decir que los pukaras fueron comunidades completas, no guarniciones
especializadas de guerreros.
Al
mismo tiempo, los pukaras fueron, sin duda, sitios diseñados con fines
defensivos. Tienen murallas múltiples y concéntricas; las murallas son más
altas y anchas en las laderas más accesibles, y a veces desparecen en los
acantilados o en las faldas de los cerros más empinados. Las entradas son
mayormente puertas pequeñas que pudieron ser bloqueadas con escombros. Muchos
sitios muestran parapetos en sus murallas de defensa, y en algunos hay
aglomeraciones de piedras que pudieron ser utilizadas como proyectiles de
hondas, ubicadas estratégicamente cerca de los muros. Esta evidencia clara de
defensa indica que los pukaras tuvieron una función importante en la guerra, lo
cual dejó su marca incluso en el idioma Aymara. En resumen, el peligro de
ataque fue tan grave que incluso en el interior del territorio Colla,
cantidades de gente eligieron vivir en cerros altos e incómodos, lejos de las
fuentes de agua. La implicancia inevitable es que la guerra fue frecuente.
“En
vista del gran número de pukaras y su distribución, propongo la hipótesis de
que en esta época, los Collas no estuvieron unificados en toda la región.
Además propongo que se organizaron en grupos locales defendidos por conjuntos
de pukaras aliados. Arqueólogos de otras partes (p.ej. Nueva Zelanda, o el
sudoeste propongo algunas posibilidades. Los pukaras normalmente tienen vistas
excelentes de otros pukaras cercanos, y posiblemente utilizaran señales visuales
entre pukaras aliados. Arqueólogos de varias partes, sobre todo el sudoeste
norteamericano (por ejemplo Haas and Creamer 1993; Wilcox et al. 2001), han
usado líneas visuales entre sitios para definir alianzas hipotéticas, y Stanish
(2003) propone que las poblaciones de la cuenca del Titicaca en el Intermedio
Tardío usaban fuego, humo u otros señales visuales para pedir ayuda de sus
aliados, o mandarles un advertencia (por evidencia documentaria del uso de
señales de fuego en el altiplano, ver Bandelier 1910:89; Chervin 1913:65;
Garcilaso de la Vega 1966:329 [1609:VI.vii]; H. Tschopik 1946:548).” (Arkush,
2005)
El
tipo Collao tiene una amplia distribución al contrario de los otros. Se ve que
el tipo Sillustani se encuentra casi exclusivamente en sitios del lado Colla
Urcosuyu, y no en Umasuyu. Los sitios cerca de Asilo tienen cerámica del
sub-tipo Asillo, con motivos y formas que no se encuentran en otras partes.
Pucarani mayormente se limita al conjunto sur, y se extiende más al sur en el
área Lupaca.
Entonces,
toda la evidencia arqueológica en este momento indica que no existió un señorío
Colla estable y unificado al momento del encuentro con los incas, sino una
serie de grupos o confederaciones sub-regionales. Vale entonces reexaminar lo
que dicen las crónicas con respecto al poder y al extenso territorio del gran
señor de los Collas, la cual aparece más bien como una realidad más
fragmentada.
Por
ejemplo, después de la conquista inca del señor de los Collas asentado en
Hatuncolla, los documentos relatan que algunos centros poblados del lado
Umasuyu tuvieron que ser sometidos por separado: según Betanzos, Chuquicache,
Moho, Callavaya, y Azángaro (1996:95 [1551-7:pt. 1, cap. 20]); según Cieza,
Oruro, Asillo, y Azángaro (1985:150-1 [1550:pt. 2, cap. 52]). Más tarde, los
curacas de los Collas se rebelaron; según Cieza, los conspiradores incluyeron
no sólo al señor principal de Hatuncolla, sino también al “señor de Azangaro, y
muchos otros” (Cieza 1985:155 [1550: pt. 2, cap. 53]), mientras que Santacruz
Pachacuti incluye en la lista de rebeldes, no sólo a “Collas” sino también a
los habitantes de pueblos específicos de
Colla Umasuyu: “todos los Umasuyus de Hancolaime [Ancoraimes], Hachacachi
[Achacache], Uancani [Huancané], Asillo, Asangaro, con todos los Taracos…”
(Santacruz Pachacuti 1993:234 [1613:26v]). La implicancia es que había varios
centros de poder político con sus propios señores que fueron al menos
semi-autónomos, sobre todo del lado Umasuyu.
B)
LOS
LUPACAS:
No
se conocen bien los movimientos de poblaciones de lengua aymara hacia el
Altiplano, y los datos históricos y lingüísticos parecen contradecirse. Las crónicas
nos cuentan que un jefe lupaca, Cari• se apoderó de las islas• sagradas del
lago, y de la península de Copacabana. Estas olas migratorias oriundas del sur
se instalaron en la parte Urcosuyu del lago. Según CIEZA DE LEON (1984), Cari
el Lupaca, provenía del valle de Coquimbo, y las tradiciones orales de los
Pacajes, en el siglo XVI, parecen explicar la bipartición de las provincias
lacustres por lugares de origen diferentes, uno relacionado a la mitad Umasuyu
(lacustre) y el otro a la mitad Urcosuyu (pastoreo y de altitud).
La
lucha de un pueblo. El estudio de la avanzada lupaca permite comprender mejor
este desmembramiento de la unidad lacustre, y probablemente, más allá de las
riberas, del gran conjunto del Tiwanaku. Sin embargo, no hay que olvidar dos
datos esenciales: el éxito de los Lupacas se debe principalmente a su alianza
con los incas; la explosión del universo lacustre y de los grupos asociados a
Tiwanaku implica posiblemente resistencias, así como también traiciones que
revela la historia de los eventos_ Cari, el jefe Lupaca, logró llegar hasta la
orilla Urcosuyu del lago, y penetró en la isla del Sol, controlada entonces por
los Callas. Exterminó la población, y de regreso a la tierra firme, fundó en la
ribera Urcosuyu: Chucuito, llave, Juli, Pomata. Atravesó el lago y conquistó a
los Canas. De esta manera, los Callas y la ribera Umasuyo se encontraban aisladas.
En
el Cuzco, el Inca concluyó en la necesidad de una alianza con Cari e hizo
penetrar sus tropas en el Collao. Después de la derrota de los Canehis, sus
vecinos, los Canas se aliaron con los incas (BOUYSSE-CASSAGNE, 1991).
Sin
embargo, Cari tomó la iniciativa del combate y atacó en Paucarolla el jefe
colla Zapana, el cual fue muerto, y el lnca se vio obligado a concluir una
alianza con el Lupaca con el fin de asegurar la avanzada de sus propias tropas.
Mientras
tanto, una parte de la provincia de Carabaya (Orurillo, Asilla y Azángaro) se
alió al jefe inca del Cuzco. Se trataba de una zona particularmente rica en
yacimientos auríferos donde se encontraban también, como en las orillas del
lago, numerosos campos irrigados.
El
esquema de ocupación de las tierras lupacas En los Lupacas, HYSLOP (1976)
distingue tres tipos de sitios para el Intermedio Tardío: los pueblos situados
en las colinas con tumbas a más de 4 000 m; los pueblos en terrenos planos con
tumbas entre 3 812 Y4 000 m; los lugares chullpa * que fueron en primer lugar
sitios funerarios y que representan estructuras de un nuevo tipo en la región.
HYSLOP sugiere que las chullpas, atribuidas a los Callas y a los Lupacas,
indican una amplificación ceremonial en la relación con los antepasados,
reemplazando las estructuras ceremoniales de Tiwanaku (BOUYSSE-CASSAGNE, 1991).
Por consiguiente, se desdibuja, para la región lupaca, un modelo de ocupación
del territorio.
Este
concierne el Horizonte Medio y el Intermedio Tardío. Durante el Horizonte
Medio, los sitios son generalmente localizados en las zonas bajas, cerca del
lago. No obstante, es razonable pensar que, durante la expansión de Tiwanaku en
la región sudoeste del lago, las poblaciones vivían de diversos recursos: las
del lago (agrícola, caza, pesca) y las de rebaños en tierras de altura, con
establecimientos reducidos o estacionales en las punas (pastos próximos de la
cordillera).
En
el curso del período siguiente (Intermedio Tardío), el hábitat se localiza
mayormente en tierras altas protegidas por paredes o declives rocosos, en
regiones menos favorables a las actividades agrícolas irrigadas, pero más
adaptadas al pastoreo. Estos sitios fueron abandonados durante la conquista
Inca (alrededor de 1450).
Los
cambios notables entre el Horizonte Medio y el final del Intermedio Tardío
representan, según HYSLOP (op. cit.), el momento de transición durante el cual
las poblaciones de lengua aymara se impusieron a las de habla Pukina. Esta
hipótesis, en mi opinión, debe moderarse bastante: la observación de HYSLOP,
muy interesante para el dominio Lupaca, resulta problemática cuando se la
quiere aplicar, como es a menudo el caso, al área lacustre en su conjunto. En
efecto, se observó que en los Callas, últimos descendientes de las culturas
lacustres, las orillas siguen siendo explotadas y pobladas hasta la época inca,
por consiguiente, mucho más allá del Intermedio Tardío.
Desde
el punto de vista europeo, la finalidad de la vista fue determinar si los
lupaca podían “dar muy descansadamente doblado de lo que dan”.
Se
nos dice que Qhari y Kusi gobernaban a todos los Lupaca. Sin embargo, un alto
porcentaje de la energía humana y la mayor parte de la tierra a su disposición
proviene del mismo Chucuito, pese a que su población y riqueza no eran nada
excepcionales con respecto a las seis “provincias” restantes, de hecho Julio y
Pomata tenían poblaciones muy densas; Ilave disponía del mayor número de uru;
los de Juli pastaban hatos más numeroso. Chucuitos, con solamente 3464 unidades
domesticas de las 20000 que conformaban el reino, proporcionaba a Qhari y Kusi
mas de 100 mit’ani anuales, o sea, más que las otras seis juntas.
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